Pintor azul folló a un jefe malvado sobre la mesa

No valía la pena gritarle al Malarus, porque simplemente hizo su trabajo. Y ahora el trabajador ofendido golpeó una polla en los labios de un jefe demasiado fuerte y empuja la corteza en su boca. El hombre guapo no solo tiene el rodillo de pintura, sino también la unidad en los pantalones fuertes. Una mamada no se limitó al castigo del ruidoso jefe. El trabajador inundó al tipo musculoso en la camisa de la mesa e insertó el Yeldak entre los rollos bombeados. Con el pene en el trasero, el jefe ya no grita. Solo gime, listo para terminar directamente en sus documentos dispersos sobre la mesa.